Ana Gurrea, dietista
No siempre he sido dietista, ni fue mi primera vocación
Sin embargo, siempre me llamó la atención el impacto que tiene la alimentación en nuestro día a día.
La forma en la que nos relacionamos con la comida, como nos referimos a ella o la catalogamos como “buena” o “mala”…
“Eso engorda mucho” “Llevo toda la vida a dieta”
“¿Te vas a comer todo eso?” “¿Sólo vas a comer eso?”
Durante años, he visto como practicamos dietas restrictivas, en las que se prohíben ciertos alimentos o sólo se permiten unos pocos… todo esto sin ninguna lógica ni resultado, o lo que es peor, con resultados a corto plazo y graves consecuencias para la salud.
Esto me lleva a preguntarme qué es lo que estamos haciendo mal como sociedad, por qué el planteamiento se sigue repitiendo, a pesar de que no funcione.
No siempre he sido dietista, ni fue mi primera vocación
Sin embargo, siempre me llamó la atención el impacto que tiene la alimentación en nuestro día a día.
La forma en la que nos relacionamos con la comida, como nos referimos a ella o la catalogamos como “buena” o “mala”…
“Eso engorda mucho” “Llevo toda la vida a dieta”
“¿Te vas a comer todo eso?” “¿Sólo vas a comer eso?”
Durante años, he visto como practicamos dietas restrictivas, en las que se prohíben ciertos alimentos o sólo se permiten unos pocos… todo esto sin ninguna lógica ni resultado, o lo que es peor, con resultados a corto plazo y graves consecuencias para la salud.
Esto me lleva a preguntarme qué es lo que estamos haciendo mal como sociedad, por qué el planteamiento se sigue repitiendo, a pesar de que no funcione.
«Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo».
Albert Einstein
La cultura de la dieta
La sociedad va cambiando, y con ella la mentalidad, sin embargo, la cultura de la dieta sigue muy presente.
Campañas publicitarias que promueven cánones de belleza inalcanzables y dietas milagro que buscan la inmediatez con resultados sin esfuerzo.
Lo que en los 90 o 2000 eran las dietas de la piña, detox, dukan, etc ahora son dietas lowcrab, keto o el ayuno intermitente.
Buscamos probar con algo que hasta ahora no se haya inventado o tengo un nombre exótico para convencernos de que “ahora sí que sí” es la definitiva.
La realidad es que el 90% de las personas que hacen una dieta para perder peso, lo recuperan en 6-9 meses
¿Por qué no funcionan las dietas?
Principalmente porque las planteamos con la temporalidad que va implícita en el concepto. Hacemos “dieta” durante un periodo de tiempo y al terminar, nos convertimos de nuevo en la persona que éramos antes de esa dieta, es decir, no hemos aprendido nada.
Hemos hecho un sacrificio inmenso y al lograr nuestro objetivo, volveremos poco a poco a los hábitos que ya teníamos, sin haber construido unos hábitos saludables y adherencia.
¿Cómo podemos evitar esto?
Cambiando el enfoque: en lugar de plantear una dieta temporal, plantea un cambio de hábitos hacia un estilo de vida saludable de por vida.
Tiene derecho a mejorar tu imagen, y eso está bien, pero hazlo desde el amor y el respeto a tu cuerpo, no desde el odio al mismo.
Comer bien es una forma de autorespeto
Buscamos dejar atrás los enfoques restrictivos, las prohibiciones y aprender a comer de una manera saludable, escuchando a tu cuerpo y dándole lo que necesita.
¿Por qué no funcionan las dietas?
Principalmente porque las planteamos con la temporalidad que va implícita en el concepto. Hacemos “dieta” durante un periodo de tiempo y al terminar, nos convertimos de nuevo en la persona que éramos antes de esa dieta, es decir, no hemos aprendido nada.
Hemos hecho un sacrificio inmenso y al lograr nuestro objetivo, volveremos poco a poco a los hábitos que ya teníamos, sin haber construido unos hábitos saludables y adherencia.
¿Cómo podemos evitar esto?
Cambiando el enfoque: en lugar de plantear una dieta temporal, plantea un cambio de hábitos hacia un estilo de vida saludable de por vida.
Tiene derecho a mejorar tu imagen, y eso está bien, pero hazlo desde el amor y el respeto a tu cuerpo, no desde el odio al mismo.
Comer bien es una forma de autorespeto
Buscamos dejar atrás los enfoques restrictivos, las prohibiciones y aprender a comer de una manera saludable, escuchando a tu cuerpo y dándole lo que necesita.
«La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.»
Definición de salud de la OMS, 1948
El movimiento es innegociable
Y no hablo de meternos en un gimnasio a diario si no nos gusta. Hablo de romper con el sedentarismo, de movernos.
Nuestro cuerpo está diseñado para moverse
Cada vez hay más oficios que implican estar todo el tiempo sentados. Y al salir seguimos sin movernos, al menos por voluntad propia.
Además de que el sedentarismo tiene riesgos en el estado físico como obesidad, osteoporosis, pérdida de masa muscular (sarcopenia), diabetes tipo 2, colesterol alto, hipertensión, enfermedades del corazón… También se ha visto que a nivel psicológico provoca una peor relación con la comida, más picoteos y peores decisiones. Todo esto en ocasiones, desencadenando sentimientos de ansiedad o incluso depresión.
Por eso es importante plantear, junto con la dieta, el ejercicio que te haga sentir bien.
La salud integral
Debemos entender la salud como algo integral, un todo que recoge la estabilidad emocional con la salud física.
Por mucho que comamos de una manera saludable, si otros aspectos de nuestra vida no están funcionando correctamente, todo se tambalea.
Por eso, además de la alimentación, es muy importante el ejercicio físico, el descanso y la gestión emocional.